En este artículo te vamos a contar cómo sanar heridas del alma, un dolor emocional que en muchas ocasiones no sabemos definir bien y del que, en ocasiones, desconocemos su raíz.
Además, también vamos a profundizar en cómo podemos reconocer este estado y qué tipo de terapia es la más apropiada para sentirnos mejor y superar el dolor que causan estas heridas emocionales profundas.
A modo de adelanto, te diremos que la psicología transpersonal, como rama terapéutica que tiene un especial vínculo con la espiritualidad y el autoconocimiento, se ha mostrado especialmente efectiva para este tipo de procesos de sanación.
Acompáñanos a lo largo de este post y encuentra las claves que necesitas para sanar emocionalmente y cerrar esas heridas del alma que no te dejan avanzar hacia la plenitud.
Las heridas del alma requieren de un tipo de terapia en el que se trabaje la conexión espiritual y se practiquen técnicas que favorezcan la introspección profunda para conocer el origen del problema. La terapia transpersonal es la rama psicológica que mejor sabe guiar al paciente para dar con la raíz de su malestar cuando éste tiene un vínculo trascendente. Reserva una consulta con uno de nuestros psicólogos y comienza ya tu proceso de sanación:
¿Qué son las heridas del alma?
Las heridas del alma se sienten como un estado emocional de pesadumbre o malestar que se puede manifestar de manera acusada ante un determinado estímulo o como una sensación de tristeza y falta de plenitud persistente que no sabemos bien de dónde procede.
En ambos casos, es posible que el origen de este estado emocional problemático tenga que ver con algún episodio traumático del pasado que no hemos sabido cerrar, bien porque no afrontamos la situación de una forma adecuada para su sanación o porque fuimos víctimas en un determinado evento que posteriormente quisimos olvidar de forma deliberada para protegernos.
En este sentido, los traumas vividos durante la infancia a menudo generan heridas de esas que llamamos del alma y que en nuestra vida adulta seguimos padeciendo. Así lo demuestra un estudio publicado en 2017 sobre las heridas ocultas del alma que derivan de traumas infantiles, el cual afirma que estos traumas no sólo generan problemas emocionales, estrés y otras afecciones asociadas a nuestra mente, sino que también producen dolencias físicas como la inflamación y otras alteraciones del sistema inmunitario.
De este modo, podemos decir que las heridas del alma son emocionales, como probablemente ya sospechabas, pero también son físicas si atendemos a cómo se reflejan en nuestro cuerpo, debilitando nuestras defensas y produciendo diversos síntomas que dañan nuestra salud corporal.
¿Cómo podemos reconocer las heridas del alma?
Como señalábamos en el punto anterior, las heridas del alma se reconocen tanto por su manifestación emocional como física. Ahora bien, ¿cómo podemos saber que nuestro malestar emocional es una herida del alma?
Para responder a esta pregunta conviene destacar que los problemas emocionales son de una gran complejidad. Hay depresiones cuya raíz se encuentra en un episodio traumático del pasado que ha producido una herida profunda en nuestro ser. Sin embargo, también hay épocas en nuestra vida en las que nos encontramos especialmente tristes y abatidos y el motivo no tiene relación con una de esas heridas emocionales profundas a las que nos estamos refiriendo.
Para poder diferenciar qué es una herida del alma de un proceso psicológico problemático diferente, siempre conviene acudir a un profesional, y a este respecto ya te hemos indicado que en este portal cuentas con fabulosos especialistas en psicología transpersonal que te pueden ayudar enormemente.
No obstante, vamos a proceder a enumerar algunos de los signos habituales que denotan una herida del alma:
Reacciones intensas a situaciones concretas
Si en el pasado viviste una experiencia traumática o que tuvo un especial impacto emocional en ti y no la sanaste, es posible que, en la actualidad, cuando te enfrentas a situaciones o contextos similares al de la experiencia traumática, reacciones de una manera especialmente intensa.
Esta reacción puede ser tanto emocional como física. Es decir, que puedes experimentar agitación, ansiedad y estrés a la par que aumenta tu sudoración, la frecuencia cardiaca o sientes que te falta el aire.
Puede que tengas bien identificadas las situaciones que detonan este estado en ti, pero también hay muchas personas que viven estas experiencias sin saber cuál es su origen.
En ambos casos, es probable que en tu memoria emocional exista una herida profunda que requiere ser sanada para afrontar estas situaciones con naturalidad.
Autosabotaje
El autosabotaje suele tener un estrecho vínculo con las heridas del alma. Puede que estas heridas nos las hayan producido poco a poco durante nuestra infancia. Quizás recibiste una educación estricta en la que siempre te hacían de menos, en el colegio no encajaste todo lo bien que te habría gustado y no te atrevías o no fomentaron que brillaras o bien tienes una personalidad «atípica» para los estándares sociales y eso te ha traído problemas para relacionarte con los demás.
Todo este cúmulo de circunstancias, por citar algunas de las más habituales, producen, poco a poco, un daño emocional que, a quien lo padece, le genera la idea de que «nunca está preparado» «no va a encajar» o «no merece beneficiarse de algo» porque «eso es para otras personas».
Si te identificas con alguna de estas afirmaciones, es posible que necesites cerrar una herida del alma que de manera lenta pero incesante se abrió en ti a la vez que crecías y definías tu personalidad.
Situaciones problemáticas que se repiten en tu vida
Esta es otra característica típica del que padece una herida del alma. Si tienes ciclos vitales y patrones de comportamiento que se repiten, y no para bien, es muy posible que tengas que cerrar una fractura emocional que ha arraigado de manera profunda en ti.
Este tipo de patrones son habituales, por ejemplo, en el amor. Hay personas que de manera inconsciente siempre atraen al mismo tipo de pareja a su vida y, como podrás, imaginar, siempre con el mismo final infeliz.
Esto tiene que ver con el punto anterior, en el que hablábamos del autosabotaje y cómo nuestra educación ha definido la manera en la que nos limitamos en la vida. Esta limitación también nos lleva a ser dependientes de un determinado perfil de persona que, aunque siempre te haga daño, atraes a tu vida de forma inconsciente.
Otro patrón de negatividad que se repite en personas que sufren heridas del alma tiene que ver con la escasez, ya sea afectiva o material. En ambos casos, si creciste con la idea de no merecer las cosas buenas de la vida o inculcaron en ti el pensamiento de que el dinero es algo malo, manifestarás escasez y falta de afectividad aunque te esfuerces en lograr lo contrario.
Si en tu sistema de creencias hay una fisura emocional respecto a merecer los beneficios de la vida, tus acciones pueden no tener la recompensa que tú deseas.
Es posible que esto te suene a ley de atracción y otros conceptos similares de la «new age» pero también tiene mucho que ver con las heridas del alma, ya que éstas no siempre se manifiestan en algo parecido a una depresión o un síntoma físico, sino también en cómo nos hemos autolimitado en la vida desde nuestra infancia por la educación y nuestro contexto familiar.
Si sientes que ahora, en tu edad adulta, «te falta algo» «te sientes incompleto» o todo te sale mal a pesar de tus esfuerzos, es posible que arrastres un dolor que necesita ser sanado para renovar tu estado del ser y vivir en plenitud y abundancia.
Heridas del alma heredadas
En relación con lo comentado en el punto anterior, conviene hacer mención aparte a las heridas del alma que nos vienen dadas por nuestra herencia familiar e, incluso, de vidas pasadas, como ha expuesto de manera brillante a lo largo de sus muchos años de carrera profesional el psiquiatra Brian Weiss.
Respecto a lo comentado sobre las heridas que provienen de nuestro árbol genealógico, existen psicólogos transpersonales que se han especializado en las llamadas constelaciones familiares, un proceso terapéutico especialmente efectivo y rápido para resolver problemas de vida.
Las constelaciones familiares profundizan en los vínculos que puedes tener con antepasados que vivieron algún tipo de dificultad que está resonando en ti. De la mano de un profesional especializado en esta materia, puedes descubrir qué personas de tu árbol genealógico vivieron alguna situación de especial dificultad que, por algún motivo, está presente en tu vida.
Nuestra psicóloga transpersonal Paloma Sánchez Álvarez, a quien puedes conocer en nuestra página de profesionales, es una gran experta en constelaciones familiares y te puede ayudar enormemente a descubrir si tu herida del alma tiene que ver con un episodio concreto de tu experiencia vital o, por el contrario, te ha venido dada por herencia. En cualquier caso, la buena noticia es que tiene solución con la terapia adecuada.
En cuanto a las heridas emocionales que sufrimos como herencia recibida de vidas pasadas, campo de estudio del psiquiatra Brian Weiss, como decíamos en la introducción, cabe decir que, a diferencia de las constelaciones familiares, este tipo de heridas nos vienen dadas de experiencias que hemos vivido en otro tiempo, incluso cientos de años atrás, cuando nuestra alma habitaba otro cuerpo y otras circunstancias vitales.
Este campo de estudio, como puedes imaginar, considera la reencarnación y técnicas terapéuticas como la regresión. De la mano de un experto en meditaciones regresivas puedes conectar y revivir tus vidas pasadas para descubrir qué experiencias traumáticas experimentaste con otra forma corporal. Al revivir estas experiencias, muchas personas comprenden el origen de sus problemas y fobias y, en el momento de darles luz y entendimiento, las superan.
¿Cómo sanar las heridas del alma? Reflexión final
A lo largo de este artículo hemos querido arrojar luz sobre qué son las heridas del alma y como podemos reconocerlas y tratar.
Recapitulando lo visto, podemos concluir que las heridas del alma tienen una estrecha relación con las experiencias traumáticas que hemos vivido o con episodios de especial relevancia emocional que han dejado una profunda huella en nuestro ser. Para algunas personas estos eventos son fácilmente reconocibles y ya tienen un punto de partida bien definido para iniciar terapia, mientras que para otras es preciso llevar a cabo un proceso de autoconocimiento previo al proceso de reparación terapéutica.
También hemos repasado de qué manera la psicología transpersonal, como rama terapéutica que guarda un especial vínculo con la espiritualidad, considera procesos de sanación como las constelaciones familiares o las meditaciones regresivas, a fin de descubrir si las heridas del alma que estamos experimentando en nuestra vida presente nos vienen dadas por herencia, ya sea de nuestro árbol genealógico o de vidas pasadas.
La reflexión final que podemos realizar respecto a este tema, es que reparar una herida del alma es una tarea realmente compleja si no contamos con ayuda especializada. Para sanar un episodio traumático del pasado o descubrir el origen de una afección emocional profunda, necesitamos del acompañamiento y guía de un experto en la materia.
La psicología convencional te puede ayudar en tu misión de sanar las heridas de alma. Sin embargo, la psicología transpersonal se presenta como una rama idónea si quieres abordar tu proceso de sanación desde una perspectiva holística e integradora en la que también participe del proceso terapéutico tu parte trascendente y espiritual.
Si quieres iniciar este proceso de sanación de la mano de psicólogos expertos en esta rama terapéutica, no lo dudes y reserva hoy una entrevista inicial completamente gratuita y sin compromiso.
Esperamos poder ayudarte.
La intención de este artículo tiene un carácter motivacional e informativo y en ningún caso pretende sustituir el diagnóstico de un profesional de la salud titulado. Si consideras que tienes algún tipo de problema de salud mental, te aconsejamos que pongas tu caso en manos de un profesional habilitado para el tratamiento de tu caso concreto.

